Nuestra práctica
En nuestras sesiones de prácticas empleamos las siguientes técnicas para desarrollar la atención plena:
Meditación sentada
La meditación sentada es para nosotros un modo de volver al hogar y darnos a nosotros mismos cuidado y atención plena. Cada vez que nos sentamos, ya sea en el salón, al pie de un árbol, o sobre un cojín podemos radiar tranquilidad como el Buda sentado en un altar. Dirigimos nuestra atención plena a lo que está dentro y a lo que nos rodea. Dejamos que nuestra mente se haga espaciosa y nuestro corazón amable y suave. Sólo con unos pocos minutos sentados de esta forma, podemos restablecernos completamente. Cuando nos sentamos en paz, respirando y sonriendo con consciencia, tenemos soberanía sobre nosotros mismos.
Meditación caminando
Después de un periodo de meditación sentada, caminamos lentamente en torno a la habitación de meditación de forma relajada, haciendo una respiración con cada paso y con una leve sonrisa en los labios.
Esta meditación nos permite disfrutar realmente del caminar: andamos por el mero hecho de andar, no tenemos necesidad de apresurarnos para llegar a ningún sitio, lo hacemos para estar en el momento presente disfrutando de cada paso. Por ello es necesario sacudirse de encima preocupaciones y ansiedad, no pensar en el futuro, no pensar en el pasado, limitarse a disfrutar del momento presente. Cualquiera puede hacerlo; no hace falta más que un poco de tiempo, un poco de conciencia y ganas de ser feliz.
Escucha atenta y habla amorosa
Antes de finalizar nuestra sesión, dedicamos un tiempo a lo que llamamos "el compartir del Dharma" practicando el habla amorosa y la escucha atenta.
Cuando escuchamos profundamente a otra persona y entramos en contacto con su sufrimiento, nace en nosotros la compasión. Además, si sabemos emplear un habla amorosa, si podemos hablar con amor y compasión a alguien, esa persona abrirá su corazón y nos hablará de su sufrimiento y dificultades.
Es un tiempo muy especial para nosotros durante el cual compartimos nuestras vivencias, alegrías, dificultades o preguntas relacionadas con la práctica de la plena consciencia. Al aprender a hablar de nuestras alegrías y dificultades, contribuimos al entendimiento colectivo dentro de la sangha.